lunes, 27 de febrero de 2012

¿Cuento Breve?

PAPA: viernes 31 de julio 2005

Hora 20y30, en éste gris y frío día, es hora de ir a dormir,
rutina de todos los días.Siempre te extrañaré, y nunca me duermo sin antes recordarte. Miro un poco de tv, no tardo media hora en dormirme. Tengo mucho, mucho sueño.
duermo hasta las dos y treinta mas o menos, en eso llega mi hija,
y me despierto, luego vuelvo a dormirme.
al rato me despierto otra vez, tengo mucha sed, voy a la heladera y
veo un saché de leche, me sirvo un vaso y lo bebo y vuelvo a dormirme.
Por la mañana, me despierto con un leve malestar,todavía estaba oscuro, serían las cinco de la mañana, mas o menos.
Opté ir al hospital Posadas caminando, no me sentía bien para manejar. Me dirigí a la guardia, que estaba llena de gente, como siempre. Pero, no era el hospital que yo conocía,estaba más limpio,
más lujoso, y se veían muchos internados, mayormente niños,y hasta
se podía fumar. Enciendo un cigarrillo, en eso, me encuentro con dos
personas conocidas, charlamos un rato, al ver que había tanta gente,
pensamos que pasaría mucho tiempo para que nos atendieran y decidimos irnos. Al haber recorrido un par de cuadras, cada uno se fue por su lado.
Al poco tiempo, me encuentro en el mismo hospital, seguía habiendo
mucha gente...
Desde unos diez metros de distancia, veo una nena, tendría tres o cuatro años, le hago muecas con la cara, la nena se ríe.
En éso, veo entrar un grupo de cuatro o cinco personas, estaban armados, con sigilo, me fui acercando a otra salida, quedaba a unos cinco metros de mi, y unos quince metros de los asaltantes.
En seguida me llamó la atención lo verde que estaba el jardín,
muy verde y muy cuidado, ya era de día.
Al caminar unos diez metros de distancia, siento un par de manos en mi espalda, me doy vuelta, un muchacho me pide ayuda, lo habían herido de un tiro en la espalda, no le veo sangre, en ése momento...
no me llamó la atención, le dije que buscaríamos un teléfono, para pedir ayuda a otro hospital.
Caminamos cuadras y cuadras, con muchas pendientes, y el césped tan
verde, siempre cada vez, más y más verde...y muy cuidado.
Así, caminando, llegamos a Liniers, un Liniers muy distinto, con casi, todas casas bajas, y sin prácticamente...nada, nada de tránsito, muy inusual en Liniers.
A unos pocos metros, vislumbré una especie de negocio, era una peluquería de hombres, había un impecable peluquero, todo vestido de blanco.Con él había tres personas más, deduje que eran clientes, no les vi la cara, les pedí por favor un teléfono, les conté que nos había pasado, que al escuchar el disparo yo había huido, y mi compañero estaba herido, el señor muy amable, me tendió su celular,
y se lo pasé a mi compañero.
En seguida se comunicó con el same, la ambulancia estaba por llegar.
Me despedí del herido y el peluquero, y me dispuse a irme.
Cuando me doy vuelta, siento que dos manos se apoyan en mis hombros,
levanto la vista...era uno de los clientes, ellos estaban cuando nosotros entramos.
Un hombre delgado y alto, con barba muy aseada, debía tener, no más
de cincuenta años, él, me miró con fijeza, mirada dulce y severa a
la vez, inconfundible: era mi amado padre.
Lo abracé, lo besé, lo sentí tan real tan mío...y quise que ése instante, jamás se borrara de mí.
A su vez, el supuesto herido, se puso a su lado.
Él, mi padre, mirándome fijamente a los ojos me habló, dijo que
debía ir con él.
Le respondí que lo amaba mucho, pero, debía estar con mi esposa y
mi hija, que debía cuidarlas, que necesitaban de mí, porque si
estábamos pasando privaciones estando juntos, que pasaría si no me
tuvieran.
Él me respondió...todos en la vida, pasamos privaciones, y cuando nos vamos, los que quedan se arreglan.
Le respondí, padre, tú estás muerto, me miró con esa mirada dulce...
y sonrió.
Allí reaccioné, mirándolo fijamente le dije: ¿Acaso el herido no
era el muchacho?. No me contestó, seguía mirándome fijamente.
En ése momento me pregunté. ¿Quienes eran esos dos hombres que estaban con él, y el muchacho que estaba herido ya no lo estaba?
¿Por qué no vi a mi madre con él, ni nadie conocido?
No se lo pude preguntar, seguía mirándome con esa mirada dulce y
severa a la vez.
Pensé...pensé...pensé.
¿Por qué era todo tan apacible y verde,por qué no hubo vehículos en
todo el trayecto hasta Liniers?...ni personas, ni casas, ni negocios, solo campos verdes, muy verdes.
Lo abracé, lo besé y le recordé, que desde el momento que había
muerto, siempre quise estar a su lado, pero, no era éste el momento.ÉL, con su semblante dulce y severo, me miraba, me miraba.
Allí se me aclaró la mente, él no lo dijo, más yo lo presentí.
Él, se sonrió, si, yo estaba muerto, el tiro en el hospital, había
dado en mí, el muchacho que dijo estar herido, no lo estaba...
Su trabajo era llevarme hasta él, lo había conseguido.
La mente, se me abrió por fin, todo lo comprendí, sí, éso era el fin.
Bendito sea el final, si éso era el cielo, bendito cielo.
¿O acaso, era el comienzo de todo?
Sí, eso era, nadie me lo dijo, pero, era todo tan tangible, sin duda, sin duda alguna, era el comienzo.
Todo paz, no había prisa ni tensión, todo apacible, no quería irme de allí, el pensamiento de lo que dejaba atrás...se hacía menos conflictivo, quería quedarme con él, sí, verdaderamente quería.
Al mismo momento...sentí el placer y la dicha, luego sentí rabia.
Había despertado.

Jorge naonse viernes 31 de julio 2005
der.prop.int.762.612