viernes, 3 de junio de 2011

Café y Tabaco


Cual sombra de vida
en siniestro destino
de hombre solitario
tenazmente aburrido,
sin razón, ni camino trazado
en este mundo desolado
como imagino debe ser la luna
sin alma, y lleno de soledad.
...
Sin espacios ni proyectos,
absurdamente vacío,
mas nocturno que la misma noche,
sin metas, sin futuro ni esperanza,
mas triste que un ave sin nido,
aislándose de todo y de todos...
Se envolvió de estrellas polvorientas.
...
Con pleno manto de tristezas
intoxicó su espíritu y su mente,
apagando y ahogando en su garganta,
con voz seca y enferma
todo relegó, todo olvidó.
...
Una encrucijada dibujó en su mente,
borrar el pensamiento y olvidarse de todo,
como el sol de la luna, y la noche del alba,
así lo fué dejando, así lo fué olvidando...
Con su trágica espera.
... 
La frustración del ser,
la estrecha marcha del hastío
y el no saber que hacer.
...
El surco invisible de la abulia,
el no logro de un camino,
la imposibilidad de un  sueño
y el no fin de su destino,
son imperceptibles en esa máscara
tan llena de soledad,
acostumbrada a lo vano y absurdo,
sin reconocer la triste realidad.
...
Al mismo vaho después del alcohol 
el sinsabor, amargura, soledad,
y la revolución del interés perdido,
como fuego incostante
de un triste pensamiento.
...
La ovación entre las sombras
del ser amado, el ser querido,
el inoportuno fantasma
interponiéndose en su camino.
...
Y tan solo es eso, un nombre,
ese ser sin imagen, 
un querido nombre de mujer.
¿Por qué decirlo?
¿Por qué nombrarlo?
¿Y por qué, por qué recordarlo?

Jorge Naonse 25 / 03 / 1969
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