Como sombra de una vida
en su siniestro destino
de hombre solitario y aburrido
sin razón ni camino trazado
en este amargo mundo desolado
como imagino debe ser la luna
sin alma y tan llena de soledad,
sin espacios sin proyectos tan vacío,
más nocturno que la misma noche
sin metas ni futuro ni esperanzas,
más triste que un ave sin nido...
Aislándose de todo y de todos,
se envolvió de estrellas polvorientas,
con un manto de tristezas
intoxicó su espíritu y su mente,
apagando y ahogando en su garganta
con voz seca y enferma...
Todo lo dejó de lado olvidó todo...
Como el sol a la luna
como el alba a la noche
así lo fué dejando
así lo fué olvidando...
Con su trágica espera.
La frustación del ser
la estrecha marcha del hastío
y el no saber que hacer.
El surco invisible de la abulia
el no logro de un camino
la frustación de un sueño
y el no fin de su destino,
son imperceptibles en esa máscara
tan llena de soledad,
acostumbrada a lo vano y absurdo
sin reconocer la triste realidad,
al mismo vómito después del alcohol
el sinsabor, amargura, soledad,
la revolución del interés perdido
con la fugaz sombra del tiempo,
como un fuego inconstante
de su triste pensamiento,
la ovación entre las sombras
del ser amado, el ser querido,
del inoportuno fantasma
interponiéndose en su camino.
Y tan solo es eso, un nombre,
ese ser sin imagen,
un querido nombre de mujer.
¿Por qué decirlo?
¿Por qué nombrarlo?
¿Y por qué, por qué recordarlo?
jorge naonse 25/03/1969
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